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UN POEMA DE NAZIM HIKMET PILAR IGLESIAS COORDINA EL TALLER DE POESÍA AUPA

TALLER DE POESÍA 9 DE NOVIEMBRE DE 2010




Tareas DEL GRUPO



TÍTULO DE LA HISTORIA: HISTORIAS CON EL CINE



TÍTULO DEL POEMA A mis hermanos de América



CARTA A LOS MEDIOS: CARTA A AITANA ALBERTI ella dice a un MC, "Mi bandera es el idioma que hablo
EL TÍTULO DEL PROGRAMA DE DIFUSIÓN QUE LLEVA ADELANTE EL TALLER:
MI PATRIA ES LA LENGUA
Anuncio en los M.C. he perdido un amigo



Observaciones: Las tareas de cada uno de los integrantes pueden ser incluidas en el apartado de comentarios:



PONER EL NOMBRE ARRIBA DESPUÉS LA TAREA CORRESPONDIENTE:





  1. LA HISTORIA


  2. EL POEMA


  3. LA CARTA


  4. EL POETA/POEMA DE ESTUDIO


  5. OBSERVACIONES


  6. Volvemos sobre este poeta:



  7. HABLANDO DE NAZIM HIKMET
    Agún comentario encontrado en la Internet: que hay que valorar en sus diferentes niveles



La obra del poeta turco Nâzim Hikmet ha sido estudiada por miles de críticos literarios, llorada por infinidad de poetas y amantes de la literatura, y censurada también por no pocos intolerantes y envidiosos de su actitud humana o poética (en Hikmet, Vida y Obra son entonces inseparables).
Aunque Nâzim Hikmet, en verdad, nació en Salónica en noviembre de 1901, la fecha de su partida de nacimiento, a saber, el 15 de enero de 1902, es la que preferentemente se ha tenido en cuenta en la determinación de éste. Murió en Moscú en 1963 de un ataque al corazón.
Durante sesenta años, Nâzim Hikmet vivió abismado en una periódica odisea de injustos encarcelamientos, ahogadores de sus proclamaciones comunistas -caracterizadas naturalmente por un deseo de igualdad social. Así, Hikmet compuso gran parte de su obra asediado por la pétrea vigilancia de tiranos muros; en auxilio del derrumbamiento de su inclemencia, retumbaron de esta guisa las protestas de muchos intelectuales y artistas, tales como Picasso, Neruda, Sartre, Aragon...
Mas los instantes que este poeta turco vivió en libertad tradujéronse como meros ecos de su encarcelamiento: perseguido y vigilado constantemente por un Gobierno turco que desprecia el bienestar humano, Nâzim Hikmet viose obligado a exiliarse a Rusia, Polonia (donde se nacionalizó a principios de los cincuenta alegando la ascendencia polaca de su abuelo) y otros países europeos. En el exilio escribió poesía, teatro, guiones cinematográficos, y sobre todo, luchó por la Justicia, pregonándola por todo el mundo en calidad de administrador del Consejo de la Paz Mundial. En 1950 fue galardonado con el Premio de la Paz que ese Consejo concedía, y aproximadamente una década después, en Cuba, él mismo otorgará semejante premio a Fidel Castro.
La adolescencia de Nâzim Hikmet quizá sea el periodo durante el cual gozara de una libertad desnuda de aparencias represivas. En tanto fue abrazado por su acomodada familia de artistas (su abuelo fue poeta y su madre la reconocida pintora Celile Hanim) y educábase además en el Liceo Francés de Galatasaray, en la Universidad de Moscú (ciudad en la que conoció al poeta Mayakovski, quien le influyó en sus intentos de libre versificación) y en la Escuela Naval de Turquía (de donde echaron un año después de su graduación a causa de sus precoces problemas de salud), no creemos en consecuencia, que -por aquel entonces- hubiera vislumbrado siquiera qué íbale a deparar su destino preñado de reclusiones, exilios y casamientos.
La nostalgia es sin duda uno de los conceptos esenciales de la obra de Nâzim Hikmet; yo diría que el “Concepto” por antonomasia: el exilio y las reumáticas prisiones padecidas le enlodaron en un estado de tristeza que, ocasionó que la remembranza mudárase en la arteria por la que iba a brotar la pasión de su pasado alegre, ilusión de su presente ceniciento.
En efecto, la vida de Nâzim Hikmet fue el débil parpadeo de un sonámbulo encadenado a las tinieblas de la soledad: la soledad que aislábanle unas rejas de orín; esa oscuridad de la lejanía que alquitrana esperanza cualquiera de libertad humana. No obstante, la aptitud de Hikmet para salvar no su vida, la cual desgraciadamente estaba ya subordinada al hado de unos latidos casi mudos, sino la vida del Hombre; esta generosidad por tanto por sacrificar su existencia en beneficio de la Otra -de la Humana-, suspenderá su pesadumbre con unas alas cósmicas que le eternizarán en el Afuera, liberándole de las cadenas de su absurdo en pos de la poetización de la realidad exterior: Será la resurrección del Hombre-Poeta, de la Poesía: Autor: Jesús Villalta Lora *http://www.ucm.es/info/especulo/numero22/hikmet.html



Departamento de Estudios Árabes e Islámicos
Universidad Complutense de Madrid








TUS MANOS Y LA MENTIRA


Nazim Hikmet

Graves como las piedras,
Tristes como canciones de presidio,
Pesadas y macizas como bestias de carga,
Tus manos se parecen
al rostro endurecido
de los niños hambrientos.

Ágiles, laboriosas como abejas,
Pródigas como ubres desbordantes de leche,
Intrépidas lo mismo que la naturaleza,
Bajo su dura piel, tus manos guardan
la amistad y el afecto.

No está nuestro planeta sostenido
por los cuernos de un buey:
Tus manos lo sostienen...

¡Qué hombres, nuestros hombres!
Los mantienen a fuerza de mentiras,
Siendo que andan hambrientos,
Faltos de carne y pan,
Y dejan este mundo, al que cargan de frutos,
Sin poder verlos en la mesa propia
ni siquiera una vez.

¡Qué hombres, nuestros hombres!
Sobre todo los de Asia, los de África,
del medio Oriente, del Cercano Oriente,
los de las tantas islas del Pacífico
y los de mi país,
es decir, mucho más del setenta por ciento
de los hombres del mundo:
Están adormecidos, están viejos,
Siendo listos y jóvenes como lo son sus manos...

¡Qué hombres, nuestros hombres!
Ustedes, mis hermanos de América o Europa,
Tan alertas y audaces,
A quienes, sin embargo, los aturden
lo mismo que a sus manos,
Y les mienten,
y los hacen marchar...

¡Qué hombres, nuestros hombres!
Si mienten las antenas de las radios,
Si mienten las enormes rotativas,
Si miente el libro y mienten los afiches,
Si mienten los anuncios de los diarios,
Si mienten las desnudas piernas de las muchachas
en el teatro y en el cine,
Si hasta mienten las canciones de cuna,
si miente el sueño, si el pecado miente,
si miente el violinista de la boite,
Si miente el plenilunio
en las noches sin ninguna esperanza,
Si mienten la palabra,
el color y la voz,
Si miente el que te explota,
El que explota tus manos,
Si todo el mundo y todas, todas las cosas mienten,
a excepción de tus manos,
Es para que tus manos siempre sean
dóciles como arcilla,
ciegas como la noche,
idiotas como el perro del pastor,
Y para que jamás se subleven tus manos

Y para que no acabe jamás tanta injusticia
-Ideal del traficante-
Sobre este mundo nuestro,
este mundo mortal
Donde poder vivir
sería lo mejor.

LAS ÁREAS DE TRABAJO DE LA ASOCIACIÓN