A un padre:
A mi padre ...
Hubo días que rocé la locura
y otros la muerte.
Hubo días que me hundí sin fe
en las subversivas sombras del futuro
como el verano en nuestra piel.
Hubo días sin sol
y cansada de madrugar le fui haciendo pliegues
a las excusas del turbio y ávaro silencio.
En las pequeñas historias exhaustas quedaba.
En los mutis sin telón derramé amaneceres,
esquivando la traición que late en silencio
y que ancho en la distancia se hizo golpe.
Porque hubo días que mis manos ausentes,
fueron peldaños de algún veneno.
Hoy sólo pido versos.
Para nombrarte.
[Photo]Del libro LATE UN CORAZÓN Pilar Iglesias Nicolás