Viejo ciego
Tango
1926
Letra: Homero Manzi
Con un lazarillo llegás por las noches
trayendo las quejas del viejo violín,
y en medio del humo
parece un fantoche
tu rara silueta
de flaco rocín.
Puntual parroquiano tan viejo y tan ciego,
al ir destrenzando tu eterna canción,
ponés en las almas
recuerdos añejos
y un poco de pena mezclás al alcohol.
El día en que se apaguen tus tangos quejumbrosos
tendrá crespones de humo la luz del callejón,
y habrá en los naipes sucios un sello misterioso
y habrá en las almas simples un poco de emoción.
El día en que no se oiga la voz de tu instrumento
cuando dejés los huesos debajo de un portal
los bardos jubilados, sin falso sentimiento
con una "canzonetta" te harán el funeral.
Parecés un verso
del loco Carriego
parecés el alma
del mismo violín.
Puntual parroquiano tan viejo y tan ciego,
tan llena de pena, tan lleno de esplín.
Cuando oigo tus notas
me invade el recuerdo
de aquella muchacha
de tiempos atrás.
A ver, viejo ciego,
tocá un tango lerdo
muy lerdo y muy triste
que quiero llorar.
Afiches
Tango
Música: Atilio Stampone
Letra: Homero Expósito
Cruel en el cartel,
la propaganda manda cruel en el cartel,
y en el fetiche de un afiche de papel
se vende la ilusión,
se rifa el corazón...
Y apareces tú
vendiendo el último jirón de juventud,
cargándome otra vez la cruz.
¡Cruel en el cartel, te ríes, corazón!
¡Dan ganas de balearse en un rincón!
Ya da la noche a la cancel
su piel de ojera...
Ya moja el aire su pincel
y hace con él la primavera...
¿Pero qué?
si están tus cosas pero tú no estás,
porque eres algo para todos,
como un desnudo de vidriera...
¡Luché a tu lado, para ti,
por Dios, y te perdí!
Yo te di un hogar...
¡Siempre fui pobre, pero yo te di un hogar!
Se me gastaron las sonrisas de luchar,
luchando para ti,
sangrando para ti...
Luego la verdad,
que es restregarse con arena el paladar
y ahogarse sin poder gritar.
Yo te di un hogar...
-¡fue culpa del amor!-
¡Dan ganas de balearse en un rincón!
la propaganda manda cruel en el cartel,
y en el fetiche de un afiche de papel
se vende la ilusión,
se rifa el corazón...
Y apareces tú
vendiendo el último jirón de juventud,
cargándome otra vez la cruz.
¡Cruel en el cartel, te ríes, corazón!
¡Dan ganas de balearse en un rincón!
Ya da la noche a la cancel
su piel de ojera...
Ya moja el aire su pincel
y hace con él la primavera...
¿Pero qué?
si están tus cosas pero tú no estás,
porque eres algo para todos,
como un desnudo de vidriera...
¡Luché a tu lado, para ti,
por Dios, y te perdí!
Yo te di un hogar...
¡Siempre fui pobre, pero yo te di un hogar!
Se me gastaron las sonrisas de luchar,
luchando para ti,
sangrando para ti...
Luego la verdad,
que es restregarse con arena el paladar
y ahogarse sin poder gritar.
Yo te di un hogar...
-¡fue culpa del amor!-
¡Dan ganas de balearse en un rincón!
Camouflage (Camuflaje)
Tango
Música: Enrique Francini
Letra: José García
Hoy en día todo es grupo, disfrazado de verdad,
y una sarta de mentiras ha invadido la ciudad.
Cualquier gato con tarjeta se las da de gran señor
y los chorros se dan cita en el campo del honor.
El que ayer viste en tranvía, en colectivo o de a pie,
hoy maneja coche nuevo sin saber cómo y por qué
y la que vistes fregando con modesto delantal,
hoy te engrupe que es artista en el cine nacional.
Camouflage,
apariencias engañosas
que no dejan ver las cosas
como son en realidad.
Martingalas,
de tahúres de la vida
que escabullen la partida
con genial habilidad.
Camouflage,
emboscada traicionera
en donde cae cualquiera
con fatal ingenuidad.
Artimañas
que al nacer ya nacen muertas,
porque quedan descubiertas
con la luz de la verdad.
En el corso de la vida todo el año es carnaval.
Con careta de angelito disfrazado va el chacal,
el perdido de decente, el viejo de joven va,
el farrista de hombre serio y el manguero de pashá.
El palmao las va de atleta con hombreras de algodón,
la viejita de pebeta con vestido bien cortón.
Y así va la caravana dedicándose a fingir
porque sabe que sin grupo no es posible ya vivir.
y una sarta de mentiras ha invadido la ciudad.
Cualquier gato con tarjeta se las da de gran señor
y los chorros se dan cita en el campo del honor.
El que ayer viste en tranvía, en colectivo o de a pie,
hoy maneja coche nuevo sin saber cómo y por qué
y la que vistes fregando con modesto delantal,
hoy te engrupe que es artista en el cine nacional.
Camouflage,
apariencias engañosas
que no dejan ver las cosas
como son en realidad.
Martingalas,
de tahúres de la vida
que escabullen la partida
con genial habilidad.
Camouflage,
emboscada traicionera
en donde cae cualquiera
con fatal ingenuidad.
Artimañas
que al nacer ya nacen muertas,
porque quedan descubiertas
con la luz de la verdad.
En el corso de la vida todo el año es carnaval.
Con careta de angelito disfrazado va el chacal,
el perdido de decente, el viejo de joven va,
el farrista de hombre serio y el manguero de pashá.
El palmao las va de atleta con hombreras de algodón,
la viejita de pebeta con vestido bien cortón.
Y así va la caravana dedicándose a fingir
porque sabe que sin grupo no es posible ya vivir.
Yo no sé por qué extraña
razón te encontré,
Carrillón de Santiago
que está en la Merced,
con tu voz inmutable,
la voz de mi andar,
de viajero incurable
que quiere olvidar.
Milagro peregrino
que un llanto combinó.
Tu canto, como yo,
se cansa de vivir
y rueda sin saber
dónde morir...
Penetraste el secreto
de mi corazón,
porque oyendo tu son
la nombré sin querer.
razón te encontré,
Carrillón de Santiago
que está en la Merced,
con tu voz inmutable,
la voz de mi andar,
de viajero incurable
que quiere olvidar.
Milagro peregrino
que un llanto combinó.
Tu canto, como yo,
se cansa de vivir
y rueda sin saber
dónde morir...
Penetraste el secreto
de mi corazón,
porque oyendo tu son
la nombré sin querer.
Chau viejo Juan
Tango
1983
Música: Osvaldo Berlingieri
Letra: Jorge Figueredo
Acaso no lloré por él
pensando que jamás se fue
yo siempre escucharé su canto
susurro que me vio crecer.
La vida le negó, tal vez,
un fin, como al nogal, de pie,
queriendo proteger sus frutos
para no dejar de ser.
Chau, viejo Juan,
que ya no estás en mis mañanas
dele fumar,
junto a las rosas más tempranas.
Chau, viejo Juan,
compañero, padre, amigo.
Queda para siempre tu bondad.
Chau, viejo Juan,
chau, viejo Juan,
chau, mi querido Juan.
El tiempo no le dio vejez
y a todo le tenía fe
porque era un flaco corajudo
que nunca le temió al perder.
La muerte lo quitó, ya sé,
su intensa forma de querer
y su mirada confidente
que jamás olvidaré.
Y es así como hoy sabes
quién era y quién fue,
¡la que busco llorando
y... que no encontraré!
Mi vieja confidencia
te dejo, Carillón.
Se queda en un tañir,
y al volver a partir
me llevo tu emoción
como un adiós.