- AUPAME LLAMO BARRO MIGUEL HERNÁNDEZ LEIDO POR PILAR IGLESIASMÚSICA INTERPRETADA POR LAURA PEDREIRACarga completa. Ir a la pista .
- AUPAElegía Primera MIGUEL HERNÁNDEZ LEIDO POR PILAR IGLESIASPOEMA A LA MUERTE DE FEDERICO GARCÍA LORCA. MÚSICA INTERPRETADA POR LAURA PEDREIRACarga completa. Ir a la pista .
- AUPAMADRID MIGUEL HERNÁNDEZ LEIDO POR PILAR IGLESIASMÚSICA INTERPRETADA POR LAURA PEDREIRA (GISMONTI)Carga completa. Ir a la pista .
- AUPAPerdoname Si Tardo Pedro Salinas LEIDO POR PILAR IGLESIASMÚSICA INTERPRETADA POR LAURA PEDREIRA ruth GismontiCarga completa. Ir a la pista .
secciones PARA LEER PARA VER PARA OIR
Buscar en este blog
TALLER DE POESÍA Antonin Artaud Toda escritura es cosa de chanchos,
Antonin Artaud
Toda escritura es cosa de chanchos,
Toda escritura es cosa de chanchos.
Las personas que salen de la vaguedad para tratar de definir como quiera que fuere aquello que ocurre en su pensamiento, son unos chanchos.
Toda gente de letras es chancha, y en particular la de este tiempo.
Todos aquellos que tienen puntos de referencia en el espíritu, quiero decir, en cierto lugar de la cabeza, en puntos bien localizados de su cerebro, todos aquellos que son maestros de su idioma, todos aquellos para quienes las palabras tienen un sentido, todos aquellos para quienes existen alturas en el alma, y corrientes de pensamiento, pienso en sus tareas precisas, y en ese chillido de autómatas que lanza a los cuatro vientos su espíritu,
-son chanchos.
Aquellos para quienes ciertas palabras tienen un sentido, y ciertas maneras de ser, aquellos que tan bien construyen maneras, aquellos para quienes los sentimientos pueden clasificarse y que discuten sobre un grado cualquiera de sus hilarantes clasificaciones, aquellos que creen todavía en los "términos", aquellos que remueven ideologías que han adquirido prestigio en su época, aquellos cuyas mujeres hablan tan bien, y también esas mujeres que hablan tan bien y que hablan de las tendencias de la época, aquellos que creen aún en una orientación del espíritu, aquellos que siguen caminos, que agitan nombres, que hacen gritar a las páginas de los libros,
ésos son los peores chanchos.
¡Usted habla por hablar jovencito!
No, pienso en los críticos barbudos.
Y ya se lo dije: nada de obras, ni de lengua, ni de palabras, ni de espíritu, nada.
Nada sino un hermoso Pesa Nervios.
Una especie de posición incomprensible y erguida en medio de todo el espíritu.
Y no esperen que les nombre ese todo, en cuantas partes se divide, que les diga su peso, que prosiga, que me ponga a discutir acerca de ese todo y que, al discutir, me pierda y que me ponga así sin saberlo a pensar -y que se aclare, que viva, que se orne de una multitud de palabras, todas bien pulidas de sentido, diferentes todos, y capaces de revelar todas las actitudes, todos los matices de un pensamiento muy sensible y penetrante.
¡Ah! esos estados que nunca se nombran, esas situaciones anímicas eminentes, ¡ah! esos intervalos de la mente, ¡ah! esas minúsculas pifias que son el pan cotidiano de mis horas, ¡ah! ese pueblo hormigueante de impresiones -siempre las mismas palabras son las que me sirven y en verdad no tengo el aire de moverme mucho en mi pensamiento, pero en realidad me muevo en él más que ustedes, barbas de asno, chanchos pertinentes, maestros del verbo falso, levantadores de retratos, folletinistas, plantas bajas, herboristas, entomólogos, plaga de mi lengua.
Ya les dije que no poseo más mi lengua, pero esto no es una razón para que ustedes persistan, para que ustedes se obstinen en la lengua.
Vamos, dentro de diez años me comprenderán las personas que harán entonces lo que ustedes harían. Entonces se conocerán mis géiseres, se verán mis hielos se habrá aprendido a desnaturalizar mis venenos, se desovillarán mis juegos de almas.
Entonces todos mis cabellos se habrán sumergido en la cal, todas mis venas mentales, entonces se divisará mi bestiario, y mi mística se habrá convertido en un sombrero. Entonces se verá humear las juntas de las piedras, y arborescentes ramos de ojos mentales cristalizarán en glosarios, entonces se verá caer aerolitos de piedra, entonces se verán cuerdas, entonces se comprenderá la geometría sin espacios, y se conocerá qué es la configuración del espíritu, y se comprenderá cómo perdí el espíritu.
Entonces se comprenderá por qué mi espíritu no está allí, entonces se verá secarse todas las lenguas, desecarse todos los espíritus, volverse coriáceas todas las lenguas, y las figuras humanas se aplanarán, se desinflarán, como aspiradas por ventosas desecantes, y esta membrana lubrificante y cáustica, esta membrana de dos espesores, de múltiples grados, de una infinidad de lagartos, esta membrana vidriosa y melancólica, pero tan sensible, tan pertinente también, tan capaz de multiplicarse, de desdoblarse, de volverse con su reflejo de lagartos, de sentidos, de estupefacientes, de irrigaciones penetrantes y venenosas,
entonces, todo esto será aceptado,
y ya no tendré necesidad de hablar.
Toda escritura es cosa de chanchos.
Las personas que salen de la vaguedad para tratar de definir como quiera que fuere aquello que ocurre en su pensamiento, son unos chanchos.
Toda gente de letras es chancha, y en particular la de este tiempo.
Todos aquellos que tienen puntos de referencia en el espíritu, quiero decir, en cierto lugar de la cabeza, en puntos bien localizados de su cerebro, todos aquellos que son maestros de su idioma, todos aquellos para quienes las palabras tienen un sentido, todos aquellos para quienes existen alturas en el alma, y corrientes de pensamiento, pienso en sus tareas precisas, y en ese chillido de autómatas que lanza a los cuatro vientos su espíritu,
-son chanchos.
Aquellos para quienes ciertas palabras tienen un sentido, y ciertas maneras de ser, aquellos que tan bien construyen maneras, aquellos para quienes los sentimientos pueden clasificarse y que discuten sobre un grado cualquiera de sus hilarantes clasificaciones, aquellos que creen todavía en los "términos", aquellos que remueven ideologías que han adquirido prestigio en su época, aquellos cuyas mujeres hablan tan bien, y también esas mujeres que hablan tan bien y que hablan de las tendencias de la época, aquellos que creen aún en una orientación del espíritu, aquellos que siguen caminos, que agitan nombres, que hacen gritar a las páginas de los libros,
ésos son los peores chanchos.
¡Usted habla por hablar jovencito!
No, pienso en los críticos barbudos.
Y ya se lo dije: nada de obras, ni de lengua, ni de palabras, ni de espíritu, nada.
Nada sino un hermoso Pesa Nervios.
Una especie de posición incomprensible y erguida en medio de todo el espíritu.
Y no esperen que les nombre ese todo, en cuantas partes se divide, que les diga su peso, que prosiga, que me ponga a discutir acerca de ese todo y que, al discutir, me pierda y que me ponga así sin saberlo a pensar -y que se aclare, que viva, que se orne de una multitud de palabras, todas bien pulidas de sentido, diferentes todos, y capaces de revelar todas las actitudes, todos los matices de un pensamiento muy sensible y penetrante.
¡Ah! esos estados que nunca se nombran, esas situaciones anímicas eminentes, ¡ah! esos intervalos de la mente, ¡ah! esas minúsculas pifias que son el pan cotidiano de mis horas, ¡ah! ese pueblo hormigueante de impresiones -siempre las mismas palabras son las que me sirven y en verdad no tengo el aire de moverme mucho en mi pensamiento, pero en realidad me muevo en él más que ustedes, barbas de asno, chanchos pertinentes, maestros del verbo falso, levantadores de retratos, folletinistas, plantas bajas, herboristas, entomólogos, plaga de mi lengua.
Ya les dije que no poseo más mi lengua, pero esto no es una razón para que ustedes persistan, para que ustedes se obstinen en la lengua.
Vamos, dentro de diez años me comprenderán las personas que harán entonces lo que ustedes harían. Entonces se conocerán mis géiseres, se verán mis hielos se habrá aprendido a desnaturalizar mis venenos, se desovillarán mis juegos de almas.
Entonces todos mis cabellos se habrán sumergido en la cal, todas mis venas mentales, entonces se divisará mi bestiario, y mi mística se habrá convertido en un sombrero. Entonces se verá humear las juntas de las piedras, y arborescentes ramos de ojos mentales cristalizarán en glosarios, entonces se verá caer aerolitos de piedra, entonces se verán cuerdas, entonces se comprenderá la geometría sin espacios, y se conocerá qué es la configuración del espíritu, y se comprenderá cómo perdí el espíritu.
Entonces se comprenderá por qué mi espíritu no está allí, entonces se verá secarse todas las lenguas, desecarse todos los espíritus, volverse coriáceas todas las lenguas, y las figuras humanas se aplanarán, se desinflarán, como aspiradas por ventosas desecantes, y esta membrana lubrificante y cáustica, esta membrana de dos espesores, de múltiples grados, de una infinidad de lagartos, esta membrana vidriosa y melancólica, pero tan sensible, tan pertinente también, tan capaz de multiplicarse, de desdoblarse, de volverse con su reflejo de lagartos, de sentidos, de estupefacientes, de irrigaciones penetrantes y venenosas,
entonces, todo esto será aceptado,
y ya no tendré necesidad de hablar.
PILAR IGLESIAS NICOLÀS ANDRE BRETON UNION LIBRE: MI MUJER...
ANDRÉ BRET´ON
UNIÓN LIBRE
Mi mujer con cabellera de fuego de leña
Con pensamientos de relámpagos de calor
Con talle de reloj de arena
Mi mujer con talle de nutria entre los dientes del tigre
Mi mujer con boca de escarapela y de ramillete de estrellas de última magnitud
Con dientes de huellas de ratón blanco sobre la tierra blanca
Con lengua de ámbar y de vidrio frotados
Mi mujer con lengua de hostia apuñalada
Con lengua de muñeca que abre y cierra los ojos
Con lengua de piedra increíble
Mi mujer con pestañas de palotes que escriben los niños
Con cejas de borde de nido de golondrinas
Mi mujer con sienes de pizarra de techo de invernadero
Y de vaho en los cristales
Mi mujer con hombros de champagne
Y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo
Mi mujer con muñecas de fósforos
Mi mujer con dedos de azar y de as de corazón
Con dedos de heno segado
Mi mujer con axilas de marta y de bellotas
De noche de San Juan
De alheña y de nido de escalarias
Con brazos de espuma de mar y de esclusa
Y de mezcla de trigo y de molino
Mi mujer con piernas de cohete
Con movimientos de relojería y desesperación
Mi mujer con pantorrillas de médula de saúco
Mi mujer con pies de iniciales
Con pies de manojos de llaves con pies de pajaritos que beben
Mi mujer con cuello de cebada sin perlar
Mi mujer con garganta de Valle de Oro
De cita en el lecho mismo del torrente
Con senos nocturnos
Mi mujer con senos de topera marina
Mi mujer con senos de crisol de rubíes
Con senos de espectro de la rosa bajo el rocío
Mi mujer con vientre de despliegue de abanico de los días
Con vientre de garra gigante
Mi mujer con espalda de pájaro que huye vertical
Con espalda de azogue
Con espalda de luz
Con nuca de piedra de canto rodado y de tiza mojada
Y de caída de un vaso en que se acaba de beber
Mi mujer con caderas de barca
Con caderas de araña y de plumas de flecha
Y de canutos de plumas de pavo real blanco
De balanza insensible
Mi mujer con nalgas de greda y de amianto
Mi mujer con nalgas de lomo de cisne
Mi mujer con nalgas de primavera
Con sexo de gladiolo
Mi mujer con sexo de yacimiento y de ornitorrinco
Mi mujer con sexo de alga y de bombones viejos
Mi mujer con sexo de espejo
Mi mujer con ojos llenos de lágrimas
Con ojos de panoplia violeta y de aguja imantada
Mi mujer con ojos de sabana
Mi mujer con ojos de agua para beber en prisión
Mi mujer con ojos de bosque siempre bajo el hacha
Con ojos de nivel de agua de nivel de aire de tierra y de fuego
“Toda idea que triunfa marcha hasta su perdición.”
“Todo paraíso no está perdido”
A Man Ray
Los gallos de roca pasan dentro del cristal
Defienden el rocío a golpe de cresta
Entonces la divisa encantadora del relámpago
Desciende sobra la bandera de las ruinas
La arena no es más que un reloj fosforescente
Que da la medianoche
Por los brazos de una mujer olvidada
Sin refugio GIRANDO por el campo
Erguida en las aproximaciones y en los retrocesos celestes
Es aquí
Las sienes azules y duras de la quinta se bañan en la noche
que calca mis imágenes
Cabelleras cabelleras
El mal adquiere fuerzas muy cerca
Solamente se valdrá de nosotros.
Uli
Por cierto eres un gran dios
Te he visto con mis ojos como no vi a ninguno
Cubierto aún de tierra y de sangre te encuentras acabas de crear
Eres un viejo campesino ignorante
Para restablecerte comiste como un chancho
Estás cubierto de humana suciedad
Se ve que estás metido en eso hasta las orejas
No entiendes nada ya
Nos miras de soslayo desde un fondo de valvas
Que levantes las manos te dice la creación y tú aún amenazas
Aún inspiras temor aún maravillas
Te he visto con mis ojos como no vi a ninguno
Cubierto aún de tierra y de sangre te encuentras acabas de crear
Eres un viejo campesino ignorante
Para restablecerte comiste como un chancho
Estás cubierto de humana suciedad
Se ve que estás metido en eso hasta las orejas
No entiendes nada ya
Nos miras de soslayo desde un fondo de valvas
Que levantes las manos te dice la creación y tú aún amenazas
Aún inspiras temor aún maravillas
El marqués de Sade
El marqués de Sade ha regresdo al interior del volcán en erupción
De donde había venido
Con sus hermosas manos ornadas todavía
Sus ojos de muchacha
Y esa razón en flor de sálvese quien pueda
Que sólo estuvo en él
Pero desde el salón fosforecente con lámparas de vísceras
No ha dejado de dar órdenes misteriosas
Que abren una brecha en la noche moral
Por esta brecha veo
Las grandes sombras crujientes la vieja corteza minada
Que se disuelve
Para dejar que te ame
Como el primer hombre amó a la primera mujer
Con toda libertad
Esta libertad
Por la que el fuego se hizo hombre
Por la que el Marqués de Sade desafió a los siglos con sus grandes árboles abstractos
De acróbatas trágicos
Montados en el hilo de la Virgen del deseo.
De donde había venido
Con sus hermosas manos ornadas todavía
Sus ojos de muchacha
Y esa razón en flor de sálvese quien pueda
Que sólo estuvo en él
Pero desde el salón fosforecente con lámparas de vísceras
No ha dejado de dar órdenes misteriosas
Que abren una brecha en la noche moral
Por esta brecha veo
Las grandes sombras crujientes la vieja corteza minada
Que se disuelve
Para dejar que te ame
Como el primer hombre amó a la primera mujer
Con toda libertad
Esta libertad
Por la que el fuego se hizo hombre
Por la que el Marqués de Sade desafió a los siglos con sus grandes árboles abstractos
De acróbatas trágicos
Montados en el hilo de la Virgen del deseo.
En la bella penumbra...
En la bella penumbra de 1934
El aire era una espléndida rosa color salmón
Y la espesura cuando me disponía a entrar en ella
Comenzaba por un árbol con hojas de papel de cigarrillo
Porque yo te esperaba
Y si tú vas conmigo
No importa adonde
Tu boca es de buena gana la amapola
De donde vuelve a partir sin cesar la rueda azul difusa y rota que sube
Para palidecer en la costumbre
Todos los prestigios se apresuraban por encontrarme
Una ardilla había venido a aplicar su blanco vientre sobre mi corazón
No sé cómo se sostenía
Pero la tierra estaba llena de reflejos más profundos que los del agua
Como si el metal por fin se hubiera desasido de su cáscara
Y tú acostada sobre el inquietante mar de piedras preciosas
Girabas
Desnuda
En un enorme sol de fuegos de artificio
Yo te veía descender lentamente de los radiolarios
Las espinas mismas del erizo de mar yo estaba allí
Perdón no estaba ya
Había alzado la cabeza porque el viviente cofrecillo de teciopelo blanco me había abandonado
Y estaba triste
El cielo entre las hojas aparecía huraño y duro como una libélula
Iba a cerrar los ojos
Cuando dos paneles del bosque que se habían separado bruscamente se abatieron
Sin ruido
Como dos hojas centrales de un lirio inmenso
De una flor capaz de contener toda la noche
Estaba donde tú me ves
En el perfume tocado a todo vuelo
Antes de que ellas volvieran como cada día a la vida cambiante
Tuve tiempo de apoyar mis labios
En tus muslos de vidrio.
El aire era una espléndida rosa color salmón
Y la espesura cuando me disponía a entrar en ella
Comenzaba por un árbol con hojas de papel de cigarrillo
Porque yo te esperaba
Y si tú vas conmigo
No importa adonde
Tu boca es de buena gana la amapola
De donde vuelve a partir sin cesar la rueda azul difusa y rota que sube
Para palidecer en la costumbre
Todos los prestigios se apresuraban por encontrarme
Una ardilla había venido a aplicar su blanco vientre sobre mi corazón
No sé cómo se sostenía
Pero la tierra estaba llena de reflejos más profundos que los del agua
Como si el metal por fin se hubiera desasido de su cáscara
Y tú acostada sobre el inquietante mar de piedras preciosas
Girabas
Desnuda
En un enorme sol de fuegos de artificio
Yo te veía descender lentamente de los radiolarios
Las espinas mismas del erizo de mar yo estaba allí
Perdón no estaba ya
Había alzado la cabeza porque el viviente cofrecillo de teciopelo blanco me había abandonado
Y estaba triste
El cielo entre las hojas aparecía huraño y duro como una libélula
Iba a cerrar los ojos
Cuando dos paneles del bosque que se habían separado bruscamente se abatieron
Sin ruido
Como dos hojas centrales de un lirio inmenso
De una flor capaz de contener toda la noche
Estaba donde tú me ves
En el perfume tocado a todo vuelo
Antes de que ellas volvieran como cada día a la vida cambiante
Tuve tiempo de apoyar mis labios
En tus muslos de vidrio.
TALLER DE POESÌA GRUPO BOEDO GRUPO FLORIDA COORDINADORA PILAR IGLESIAS NICOLÀS
TODO POET6AS Y DE LA POESÌA
RELACI'ÒN DE LOS POETAS DE AMÉRICA LATINA CON LA GENERACIÓN DEL 27
- Grupo de Florida
- Vanguardismo
- Años 1920
- Años 1930
- Grupo de Boedo
- Oliverio Girondo
- Manifiesto
- Proa (revista)
- Norah Borges
- Métrica
- Rima
- Surrealismo
- Dadaísmo
- Ultraísmo
- Jorge Luis Borges
- Conrado Nalé Roxlo
- Ricardo Molinari
- Leopoldo Marechal
- Francisco Luis Bernárdez
- Raúl González Tuñón
- Eduardo González Lanuza
- Ricardo Güiraldes
- Cultura de Argentina
- Literatura de Argentina
- Acmeísmo
- Friedrich Achleitner
- Adonis (poeta)
- Anna Ajmátova
- Humberto Akabal
- Rafael Alberti
- Richard Aldington
- Vicente Aleixandre
- Alexandre O'Neill
- Serguei Alexandrovsky
- José de Almada Negreiros
- Dámaso Alonso
- Altazor
- Margaret Caroline Anderson
- Eugénio de Andrade
- Mário de Andrade
- Oswald de Andrade
- Carl Andre
- Blanca Andreu
- Innokienti Ánnienski
- Antipoesía
- Antología de Fernando Pessoa
- Arnaldo Antunes
- Guillaume Apollinaire
- Louis Aragon
- César Arconada
- Ariel (Plath)
- Jean Arp
- César E. Arroyo
- Antonin Artaud
- John Ashbery
- Wystan Hugh Auden
- Elizabeth Azcona Cranwell
- Johannes Theodor Baargeld
- Mauricio Bacarisse
- Ingeborg Bachmann
- Hugo Ball
- Manuel Bandeira
- Amiri Baraka
- Djuna Barnes
- Manoel de Barros
- Bateau-Lavoir
- Johannes R. Becher
- Gioconda Belli
- Noni Benegas
- Felipe Benítez Reyes
- Gottfried Benn
- Charles Bernstein (poeta)
- Elizabeth Bishop
- The Blind Man
- Aleksandr Blok
- Heinrich Böll
- Francisco Bonal García
- Juan Manuel Bonet
- Giannina Braschi
- Bertolt Brecht
- André Breton
- Carlos Alberto Brocato
- Joan Brossa
- Ferdinand Bruckner
- Charles Bukowski
- Cabaret Voltaire
- Cadáver exquisito
- John Cage
- Caligrama
- Augusto de Campos
- Haroldo de Campos
- Rafael Cansinos Assens
- Carlos Carlino
- Otto Maria Carpeaux
- Arturo Carrera
- Miguel Casado
- Constantino Cavafis
- Paul Celan
- Cementeri de Sinera
- Blaise Cendrars
- Cervantes (revista)
- Aimé Césaire
- Mário Cesariny
- Ciberpoesía
- Juan Eduardo Cirlot
- Moacy Cirne
- CoBrA
- Jean Cocteau
- Tristan Corbière
- Natália Correia
- Hart Crane
- Creacionismo (poesía)
- Robert Creeley
- Victoriano Crémer
- René Crevel
- Ángel Cruchaga Santa María
- Eugenio Cruz Vargas
- Gastão Cruz
- Cubismo
- Culturalismo
- E. E. Cummings
- Álvaro Cunqueiro
- Salvador Dalí
- Rubén Darío
- Dau al Set
- René Daumal
- Luis Enrique Délano
- Desautomatización
- Desvío
- Devětsil
- Stella Díaz Varín
- Emily Dickinson
- Gerardo Diego
- Diván del Tamarit
- Alfred Döblin
- Theo van Doesburg
- Carlos Drummond de Andrade
- Fernando Echevarría
- Eduardo Manuel Martín Losada
- Albert Ehrenstein
- Jorge Eduardo Eielson
- Carl Einstein
- Gunnar Ekelöf
- El son entero
- T. S. Eliot
- Paul Éluard
- Odysséas Elýtis
- Andreas Embirikos
- En los siete bosques
- Rabbe Enckell
- Endre Ady
- Nikos Engonopoulos
- Max Ernst
- Tina Escaja
- Escritura automática
- Espadaña (revista)
- Estrambotismo
- Estridentismo
- Öyvind Fahlström
- León Felipe
- Lawrence Ferlinghetti
- Eugenio Fernández Granell
- Ferreira Gullar
- Alfredo Mario Ferreiro
- Fluxus
- Robert Filliou
- Ford Madox Ford
- Carlos Franqui
- Futurismo
- Futurismo ruso
- Abel G. Fagundo
- Salvador Gallardo
- Pedro Garfias
- Generación beat
- Generación decapitada
- Generación del 27
- Generación del 98
- Roger Gilbert-Lecomte
- Pere Gimferrer
- Allen Ginsberg
- Yvan Goll
- Ramón Gómez de la Serna
- Aurelio González Ovies
- Günter Grass
- Grecia (revista)
- Gregory Corso
- Greguería
- Grupo de Puteaux
- Jorge Guillén
- Nicolás Guillén
- Nikolái Gumiliov
- Yelena Guró
- Almudena Guzmán
- Brion Gysin
- H.D.
- Hadda Be Playing on the Jukebox
- Óscar Hahn
- Hans Andreus
- Eduardo Haro Ibars
- Marsden Hartley
- Raoul Hausmann
- Anne Hébert
- Heberto Padilla
- Herberto Hélder
- Zbigniew Herbert
- Julio Herrera y Reissig
- Georg Heym
- Nazım Hikmet
- Geoffrey Hill
- Hilozoísmo (literatura)
- Jakob van Hoddis
- Adolf Hoffmeister
- Hojas de hierba
- Holopoesía
- Arno Holz
- Michel Houellebecq
- Richard Hülsenbeck
- Jaime Luis Huenún
- David Huerta
- Vicente Huidobro
- T. E. Hulme
- Iluminaciones
- Imaginismo chileno
- Imaginismo ruso
- Imagismo
- Jabberwocky
- Max Jacob
- Edward James
- Marcel Janco
- Randall Jarrell
- Jean Reboul
- Juan Ramón Jiménez
- Velimir Jlébnikov
- José Lezama Lima
- James Joyce
- Attila József
- Juan Eduardo Díaz
- Jon Juaristi
- Julius Evola
- Vasili Kandinski
- Lajos Kassák
- Danilo Kiš
- Srečko Kosovel
- Kostas Karyotakis
- José Kozer
- Karl Kraus
- Reiner Kunze
- Donald Kuspit
- El libro de los gatos habilidosos del viejo Possum
- La caza del Snark
- La ciudad (Iribarren)
- La infana raso
- La tierra baldía
- Jules Laforgue
- Juan Larrea (poeta)
- Las flores del mal
- Las fábulas del erial
- Else Lasker-Schüler
- Conde de Lautréamont
- D. H. Lawrence
- Renato Leduc
- María Lefebre Lever
- Letras (revista)
- Denise Levertov
- Libertad bajo palabra (libro)
- Enrique Lihn
- Liriforma
- Germán List Arzubide
- Llanto por Ignacio Sánchez Mejías
- Ernesto López-Parra
- Los cantos de Maldoror
- Los doce
- Los heraldos negros
- Amy Lowell
- Robert Lowell
- Mina Loy
- Lucebert
- Luz de día (poemario)
- Hugh MacDiarmid
- Archibald MacLeish
- Derek Mahon
- Stéphane Mallarmé
- Ósip Mandelshtam
- Manifiesto futurista
- Manifiesto ultraísta
- Manuel Antonio
- Manuel Maples Arce
- Filippo Tommaso Marinetti
- Mario Pablo Ortiz
- Julio Martínez Mesanza
- Carlos Marzal
- Edgar Lee Masters
- Vladímir Mayakovski
- Hugo Mayo
- Robert McAlmon
- Roger McGough
- João Cabral de Melo Neto
- Murilo Mendes
- Mi hermana la vida
- Charles Hubert Millevoye
- Czesław Miłosz
- Hernán Miranda Casanova
- Mitología (libro)
- Modernismo (literatura en español)
- Modernismo (literatura en portugués)
- Modernismo anglosajón
- Marianne Moore
- Dolan Mor
- Tulio Mora
- José Moreno Villa
- César Moro
- Movimiento Hora Zero
- Música de cámara (Joyce)
- Nadaísmo
- Michelle Najlis
- Luís Miguel Nava
- Justo Navarro
- Pablo Neruda
- Noigandres
- Nonsense
- Germain Nouveau
- Renzo Novatore
- Novecentismo
- Nuria Parés
- Frank O'Hara
- Knut Ødegård
- Sharon Olds
- Charles Olson
- Olga Orozco
- Orpheu
- Maruxa Orxales
- Oulipo
- Pavel Oyarzún
- Aldo Palazzeschi
- Giovanni Papini
- Para Ana Flor
- Borís Pasternak
- Paulo Leminski
- Cesare Pavese
- Octavio Paz
- José María Pemán
- Benjamin Péret
- Joan Perucho
- Fernando Pessoa
- János Pilinszky
- Jorge Pimentel
- Francisco Pino
- Virgilio Piñera
- Alejandra Pizarnik
- Sylvia Plath
- Poemas do si e do non
- Poemas en prosa
- Poemas humanos
- Poemas manzanas
- Poesía concreta
- Poesía confesional
- Poesía desarraigada
- Poesía española contemporánea
- Poesía fonética
- Poesía pura
- Poesía visual
- Poeta en Nueva York
- Vasko Popa
- Postismo
- Ezra Pound
- Jacques Prévert
- Prosa poética
- José María Quiroga Plá
- Jean-Joseph Rabearivelo
- Juan Ramírez Ruiz
- Arturo Regueiro
- Renacimiento de Harlem
- Pierre Reverdy
- Kenneth Rexroth
- Jorge Riechmann
- Yannis Ritsos
- Quico Rivas
- Theodore Roethke
- Gonzalo Rojas
- Ana Rossetti
- Gerhard Rühm
- Mário de Sá-Carneiro
- Salamandra (poesía)
- Ada Salas
- Pedro Salinas
- Javier Salvago
- Joan Salvat-Papasseit
- Lucía Sánchez Saornil
- Basilio Sánchez
- Carl Sandburg
- Ed Sanders
- Severo Sarduy
- Joseba Sarrionandia
- Paul Scheerbart
- Bernardo Schiavetta
- Kurt Schwitters
- Yorgos Seferis
- Jaroslav Seifert
- Seis poemas galegos
- Semana de Arte Moderno
- Jorge de Sena
- Tomás Seral y Casas
- Gary Snyder
- Sobre los ángeles
- Edith Södergran
- Ardengo Soffici
- Sonetos del amor oscuro
- Sóngoro cosongo
- Philippe Soupault
- Ernst Stadler
- Nichita Stănescu
- Gertrude Stein
- Wallace Stevens
- Dejan Stojanović
- August Stramm
- Der Sturm
- Castillo Suárez
- Juan Carlos Suñén
- Jacobo Sureda
- Wisława Szymborska
- José Juan Tablada
- Técnica Cut-up o de recortes
- Guillermo de Torre
- Tomas Tranströmer
- Tremendismo
- Trilce
- Trilce (revista)
- Marina Tsvetáyeva
- Jan Twardowski
- Tyrteu Rocha Vianna
- Tristan Tzara
- Un par de vueltas por la realidad
- Giuseppe Ungaretti
- Katri Vala
- Paul Valéry
- César Vallejo
- Blanca Varela
- Arqueles Vela
- Enrique Verástegui
- Bernardo Verbitsky
- Cesário Verde
- Verso libre
- Versos que el viento arrastra
- Francisco Vighi
- Xavier Villaurrutia
- Vladislav Vančura
- Vorticismo
- Andréi Voznesenski
- Vuelta (revista)
- Herwarth Walden
- Aleksander Wat
- Sándor Weöres
- Franz Werfel
- Emilio Adolfo Westphalen
- Walt Whitman
- Wiener Gruppe
- William Carlos Williams
- Elinor Wylie
- William Butler Yeats
- Serguéi Yesenin
- Yevgueni Yevtushenko
Suscribirse a:
Entradas (Atom)